¿Qué es? Básicamente es tener un equipo descompensado, es decir, con un componente que no rinde a la par del hardware que lo acompaña, limitando el rendimiento de la máquina en general.
Por ejemplo, podemos decir que hay cuello de botella cuando tenemos un equipo con una tarjeta gráfica muy potente de última generación y un procesador antiguo. En este caso, la VGA no rendirá todo lo que debería debido a que la CPU no la acompaña, es decir, el procesador no será capaz de procesar de manera eficiente toda la información que puede generar la tarjeta gráfica.
¿Cómo evitarlo? Hay una utilidad online que nos puede ayudar. Básicamente es una ‘calculadora de cuellos de botella’ en la que tendremos que introducir qué componentes van a convivir dentro de nuestro ordenador, y nos dirá si existe el riesgo, o no, y cuál es el motivo por el que vamos a perder rendimiento con tal configuración.
Además de esta herramienta conviene consultar a un profesional ya que puede ofrecernos un criterio mas subjetivo y con experiencia del ensamblaje de hardware.